
Debemos castigar a los culpables.
¿Verdadero o falso? FALSO
¿Cuál es el origen de esta confusión acerca de la culpa?
Tras creer en el mal, fue inevitable creer en los culpables: eran los que actuaban mal. Y entonces nos dijeron que, si no los castigábamos, no aprenderían la lección y seguirían haciendo lo mismo. Nos decían que ajusticiarlos era lo
mejor para ellos y para la sociedad.
Parecía que sin castigar a los culpables no podríamos detener el mal, mientras que si castigábamos al culpable podríamos vivir en paz y la sociedad sería pacífica y ordenada. Por lo tanto, el castigo era una muestra de amor y de sabiduría porque lo hacían por el bien de los “culpables”.
¿A qué da lugar?
Castigamos a los demás por sus errores y aprenden con ello a engañarnos y a ocultarlos en lugar de intentar superarlos. El resultado es que, sin darnos cuenta, les animamos a huir del castigo y les impedimos aprender, repitiendo así los mismos errores, ya que no saben actuar de manera diferente.
Consejo sabio sobre la cuestión.
Lo sabio es enseñar al que se equivoca en lugar de culparle, porque el culpable no existe, existe el ignorante. En lugar de castigo, necesitas enseñar, pues lo que se
necesita es aprender. No hay culpa, no hay culpables, solo ha quien cometes errores y necesita aprender a hacerlo mejor.
Hay responsabilidad, sí, porque tú eres responsable de tus actos y no culpable. Tú puedes tomar conciencia de ellos y corregirlos si así lo consideras necesario, pero desde la culpa solo te puedes hacer pequeño, angustiarte y esperar tu merecido”
castigo.
Cuando te equivocas, tus actos tienen repercusiones de las que tienes que responsabilizarte y es ahí cuando aprenderás. Lo que te impide aprender es que te protejan de vivir las consecuencias de tus actos.